X

Pero, cosa extraña, todas esas disposiciones, proyectos y planes, que no eran peores que los adoptados en ocasiones semejantes, no llegaban al fondo de la cuestión, sino que, como agujas de un reloj separadas de su mecanismo, giraban arbitrariamente, sin objetivo, al margen de los engranajes.

Desde el punto de vista militar, ese plan genial de campaña del que Thiers dice “que son génie n’avait jamais rien imaginé de plus profond, de plus habile et de plus admirable[588] y con motivo del cual polemiza con Fain, intentando demostrar que el plan fue redactado el 15 de octubre y no el día 4, ese plan jamás fue realizado ni podía serlo porque nada tenía que ver con la realidad. La fortificación del Kremlin, para lo que había que destruir la Mosquée (así llamaba Napoleón a la catedral de San Basilio), resultaba absolutamente inútil. La colocación de minas bajo sus muros sirvió exclusivamente para cumplir el deseo de Bonaparte de volar el Kremlin al salir de Moscú. Era, por decirlo así, como pegarle al suelo donde el niño se había hecho daño.

La persecución del ejército ruso, que tanto preocupaba a Napoleón, fue algo inaudito. Los jefes militares franceses perdieron el rastro de sesenta mil hombres y, según palabras de Thiers, sólo gracias al arte y también al genio de Murat fue posible encontrar ese ejército perdido como si se tratara de una aguja.

En lo que se refiere a la diplomacia, resultaron inútiles todas las pruebas de magnanimidad y espíritu justiciero hechas por Napoleón ante Yákovlev y Tutolmin, a quien preocupaba principalmente la manera de hacerse con un capote y un carro. Alejandro no recibió a esos embajadores ni contestó a sus mensajes.

Desde el punto de vista jurídico, después de la ejecución de los supuestos incendiarios, la otra mitad de Moscú ardió igual que la primera.

Desde el punto de vista administrativo, la creación de la municipalidad no detuvo el saqueo y sólo aprovechó a determinadas personas que formaron parte de aquel organismo y que, con el pretexto de mantener el orden, saquearon la ciudad y custodiaron lo suyo para evitar que corriera la misma suerte. La cuestión religiosa, tan fácilmente resuelta en Egipto con la visita a la mezquita, no obtuvo resultado alguno. Dos o tres popes hallados en Moscú intentaron cumplir la voluntad de Napoleón, pero uno de ellos fue abofeteado por un soldado francés durante el servicio, y un funcionario napoleónico escribió el siguiente informe sobre el otro:

El sacerdote a quien descubrí e invité a decir de nuevo misa ha limpiado y cerrado la iglesia. Esta noche han vuelto a derribar las puertas, han roto los candados, destrozado los libros y cometido otros desmanes.

En los asuntos comerciales, la proclama dirigida a los campesinos y artesanos no obtuvo respuesta alguna. No existían aquellos artesanos especializados, y los campesinos apresaban y asesinaban a los comisarios que se arriesgaban a distanciarse demasiado de la capital con aquella proclama.

Igualmente nulo era el interés del pueblo y de las tropas por el teatro. Los que se abrieron en el Kremlin y en casa de Pozniakov no tardaron en cerrarse porque robaban a los actores.

Tampoco dio los resultados apetecidos la beneficencia. El papel moneda, falso o no, que inundaba Moscú no tenía valor alguno. Los franceses, que recogían el botín, no querían más que oro. No sólo los billetes falsos que Napoleón distribuía tan generosamente a los necesitados carecían de valor: también la plata estaba depreciada en comparación con el oro.

Pero el ejemplo más sorprendente en cuanto a la falta de eficacia de las órdenes y disposiciones del Emperador para detener el saqueo y restaurar la disciplina eran los informes que recibía de los jefes del ejército:

El saqueo prosigue en la ciudad, a pesar de todas las órdenes dadas para cortarlo. Todavía no se ha restablecido el orden y no hay siquiera un comerciante que trafique legalmente. Sólo los cantineros se permiten vender, y aun así se trata de objetos robados.

Mi distrito sigue siendo presa del saqueo por soldados del tercer cuerpo, que, no contentos con atropellar a los infelices refugiados en los sótanos y arrebatarles lo poco que les queda, llegan a la ferocidad de herirlos a sablazos, según he visto en varias ocasiones.

No hay novedad, los soldados siguen robando y saqueando, 9 de octubre.

Los robos y el saqueo continúan. Hay en nuestro distrito una banda de ladrones a la que sería necesario detener con la cooperación de una fuerte guardia. 11 de octubre.

El Emperador está muy disgustado porque, a pesar de sus severas órdenes para acabar con el saqueo, no se ven más que grupos de merodeadores de la Guardia que regresan al Kremlin. El desorden y el saqueo entre el personal de la Vieja Guardia se ha reproducido más violento que nunca ayer, durante la noche pasada y hoy. El Emperador ve con sentimiento que los más selectos soldados, destinados a la Guardia de su persona y que deberían dar ejemplo de subordinación, llegan en su desobediencia a robar en las bodegas y los almacenes dispuestos para el ejército. Otros se han relajado hasta tal punto que ya no hacen caso de los centinelas ni de los oficiales de servicio, y llegan a injuriarlos y golpearlos.

El gran mariscal de palacio se lamenta vivamente de que, a pesar de las repetidas prohibiciones, los soldados sigan haciendo sus necesidades en todos los patios y hasta en las ventanas del Emperador.

Aquel ejército, como un rebaño sin pastor, pisoteaba el forraje que podía preservarlo de morir de hambre; se descomponía y avanzaba hacia la muerte a cada nueva jornada que pasaba en Moscú.

Pero no se movía de allí.

Sólo se puso en movimiento cuando, de improviso, cundió el pánico al conocerse la captura de convoyes en el camino de Smolensk y la batalla de Tarútino. La noticia de la batalla, que Napoleón conoció inesperadamente durante una revista, provocó en su ánimo el deseo de castigar a los rusos —como dice Thiers— y ordenó salir de la ciudad, una orden que todo el ejército estaba exigiendo.

Al salir corriendo de Moscú, los soldados de aquel ejército se llevaron consigo todo el producto de los saqueos. También Napoleón llevaba su trésor particular. A la vista de todo aquel convoy que obstruía el paso —dice Thiers—, Napoleón se horrorizó, pero con su gran experiencia bélica no dio orden de quemar todos los carros sobrantes, como había hecho con los de un mariscal al acercarse a Moscú. Contempló aquella multitud de carretelas y carrozas donde iban sus soldados, dijo que estaba bien y que los carruajes podrían usarse para el transporte de víveres, enfermos y heridos.

La situación del ejército era semejante a la de un animal herido que presiente su fin y no sabe qué hacer. Estudiar las hábiles maniobras de Napoleón y el objetivo perseguido desde su entrada en Moscú hasta el aniquilamiento de su ejército es lo mismo que estudiar el significado de los saltos y convulsiones de un animal herido de muerte. Muy a menudo el animal herido, al oír el más leve ruido, se lanza bajo los disparos del cazador, corre hacia delante, retrocede, y anticipa así su propio fin. Napoleón hizo lo mismo bajo la presión de todo su ejército. El eco de la batalla de Tarútino había espantado a la bestia. Corrió hasta ponerse a tiro, llegó donde estaba el cazador, volvió sobre sus pasos y por último, como todo animal, corrió por el camino más peligroso y difícil, siguiendo un rastro viejo y conocido.

Napoleón, que parece ser el organizador de todo aquel movimiento (así como el mascarón de proa, para el salvaje, es la fuerza que dirige la nave), durante ese período de su actuación fue semejante a un niño que, tirando de los cordones del interior de una carroza, se imagina que la dirige.

Guerra y paz
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
Nota_editores.xhtml
parte001.xhtml
parte002.xhtml
parte003.xhtml
parte004.xhtml
parte005.xhtml
parte006.xhtml
parte007.xhtml
parte008.xhtml
parte009.xhtml
parte010.xhtml
parte011.xhtml
parte012.xhtml
parte013.xhtml
parte014.xhtml
parte015.xhtml
parte016.xhtml
parte017.xhtml
parte018.xhtml
parte019.xhtml
parte020.xhtml
parte021.xhtml
parte022.xhtml
parte023.xhtml
parte024.xhtml
parte025.xhtml
parte026.xhtml
parte027.xhtml
parte028.xhtml
parte029.xhtml
parte030.xhtml
parte031.xhtml
parte032.xhtml
parte033.xhtml
parte034.xhtml
parte035.xhtml
parte036.xhtml
parte037.xhtml
parte038.xhtml
parte039.xhtml
parte040.xhtml
parte041.xhtml
parte042.xhtml
parte043.xhtml
parte044.xhtml
parte045.xhtml
parte046.xhtml
parte047.xhtml
parte048.xhtml
parte049.xhtml
parte050.xhtml
parte051.xhtml
parte052.xhtml
parte053.xhtml
parte054.xhtml
parte055.xhtml
parte056.xhtml
parte057.xhtml
parte058.xhtml
parte059.xhtml
parte060.xhtml
parte061.xhtml
parte062.xhtml
parte063.xhtml
parte064.xhtml
parte065.xhtml
parte066.xhtml
parte067.xhtml
parte068.xhtml
parte069.xhtml
parte070.xhtml
parte071.xhtml
parte072.xhtml
parte073.xhtml
parte074.xhtml
parte075.xhtml
parte076.xhtml
parte077.xhtml
parte078.xhtml
parte079.xhtml
parte080.xhtml
parte081.xhtml
parte082.xhtml
parte083.xhtml
parte084.xhtml
parte085.xhtml
parte086.xhtml
parte087.xhtml
parte088.xhtml
parte089.xhtml
parte090.xhtml
parte091.xhtml
parte092.xhtml
parte093.xhtml
parte094.xhtml
parte095.xhtml
parte096.xhtml
parte097.xhtml
parte098.xhtml
parte099.xhtml
parte100.xhtml
parte101.xhtml
parte102.xhtml
parte103.xhtml
parte104.xhtml
parte105.xhtml
parte106.xhtml
parte107.xhtml
parte108.xhtml
parte109.xhtml
parte110.xhtml
parte111.xhtml
parte112.xhtml
parte113.xhtml
parte114.xhtml
parte115.xhtml
parte116.xhtml
parte117.xhtml
parte118.xhtml
parte119.xhtml
parte120.xhtml
parte121.xhtml
parte122.xhtml
parte123.xhtml
parte124.xhtml
parte125.xhtml
parte126.xhtml
parte127.xhtml
parte128.xhtml
parte129.xhtml
parte130.xhtml
parte131.xhtml
parte132.xhtml
parte133.xhtml
parte134.xhtml
parte135.xhtml
parte136.xhtml
parte137.xhtml
parte138.xhtml
parte139.xhtml
parte140.xhtml
parte141.xhtml
parte142.xhtml
parte143.xhtml
parte144.xhtml
parte145.xhtml
parte146.xhtml
parte147.xhtml
parte148.xhtml
parte149.xhtml
parte150.xhtml
parte151.xhtml
parte152.xhtml
parte153.xhtml
parte154.xhtml
parte155.xhtml
parte156.xhtml
parte157.xhtml
parte158.xhtml
parte159.xhtml
parte160.xhtml
parte161.xhtml
parte162.xhtml
parte163.xhtml
parte164.xhtml
parte165.xhtml
parte166.xhtml
parte167.xhtml
parte168.xhtml
parte169.xhtml
parte170.xhtml
parte171.xhtml
parte172.xhtml
parte173.xhtml
parte174.xhtml
parte175.xhtml
parte176.xhtml
parte177.xhtml
parte178.xhtml
parte179.xhtml
parte180.xhtml
parte181.xhtml
parte182.xhtml
parte183.xhtml
parte184.xhtml
parte185.xhtml
parte186.xhtml
parte187.xhtml
parte188.xhtml
parte189.xhtml
parte190.xhtml
parte191.xhtml
parte192.xhtml
parte193.xhtml
parte194.xhtml
parte195.xhtml
parte196.xhtml
parte197.xhtml
parte198.xhtml
parte199.xhtml
parte200.xhtml
parte201.xhtml
parte202.xhtml
parte203.xhtml
parte204.xhtml
parte205.xhtml
parte206.xhtml
parte207.xhtml
parte208.xhtml
parte209.xhtml
parte210.xhtml
parte211.xhtml
parte212.xhtml
parte213.xhtml
parte214.xhtml
parte215.xhtml
parte216.xhtml
parte217.xhtml
parte218.xhtml
parte219.xhtml
parte220.xhtml
parte221.xhtml
parte222.xhtml
parte223.xhtml
parte224.xhtml
parte225.xhtml
parte226.xhtml
parte227.xhtml
parte228.xhtml
parte229.xhtml
parte230.xhtml
parte231.xhtml
parte232.xhtml
parte233.xhtml
parte234.xhtml
parte235.xhtml
parte236.xhtml
parte237.xhtml
parte238.xhtml
parte239.xhtml
parte240.xhtml
parte241.xhtml
parte242.xhtml
parte243.xhtml
parte244.xhtml
parte245.xhtml
parte246.xhtml
parte247.xhtml
parte248.xhtml
parte249.xhtml
parte250.xhtml
parte251.xhtml
parte252.xhtml
parte253.xhtml
parte254.xhtml
parte255.xhtml
parte256.xhtml
parte257.xhtml
parte258.xhtml
parte259.xhtml
parte260.xhtml
parte261.xhtml
parte262.xhtml
parte263.xhtml
parte264.xhtml
parte265.xhtml
parte266.xhtml
parte267.xhtml
parte268.xhtml
parte269.xhtml
parte270.xhtml
parte271.xhtml
parte272.xhtml
parte273.xhtml
parte274.xhtml
parte275.xhtml
parte276.xhtml
parte277.xhtml
parte278.xhtml
parte279.xhtml
parte280.xhtml
parte281.xhtml
parte282.xhtml
parte283.xhtml
parte284.xhtml
parte285.xhtml
parte286.xhtml
parte287.xhtml
parte288.xhtml
parte289.xhtml
parte290.xhtml
parte291.xhtml
parte292.xhtml
parte293.xhtml
parte294.xhtml
parte295.xhtml
parte296.xhtml
parte297.xhtml
parte298.xhtml
parte299.xhtml
parte300.xhtml
parte301.xhtml
parte302.xhtml
parte303.xhtml
parte304.xhtml
parte305.xhtml
parte306.xhtml
parte307.xhtml
parte308.xhtml
parte309.xhtml
parte310.xhtml
parte311.xhtml
parte312.xhtml
parte313.xhtml
parte314.xhtml
parte315.xhtml
parte316.xhtml
parte317.xhtml
parte318.xhtml
parte319.xhtml
parte320.xhtml
parte321.xhtml
parte322.xhtml
parte323.xhtml
parte324.xhtml
parte325.xhtml
parte326.xhtml
parte327.xhtml
parte328.xhtml
parte329.xhtml
parte330.xhtml
parte331.xhtml
parte332.xhtml
parte333.xhtml
parte334.xhtml
parte335.xhtml
parte336.xhtml
parte337.xhtml
parte338.xhtml
parte339.xhtml
parte340.xhtml
parte341.xhtml
parte342.xhtml
parte343.xhtml
parte344.xhtml
parte345.xhtml
parte346.xhtml
parte347.xhtml
parte348.xhtml
parte349.xhtml
parte350.xhtml
parte351.xhtml
parte352.xhtml
parte353.xhtml
parte354.xhtml
parte355.xhtml
parte356.xhtml
parte357.xhtml
parte358.xhtml
parte359.xhtml
parte360.xhtml
parte361.xhtml
parte362.xhtml
parte363.xhtml
parte364.xhtml
parte365.xhtml
parte366.xhtml
parte367.xhtml
parte368.xhtml
parte369.xhtml
parte370.xhtml
parte371.xhtml
parte372.xhtml
parte373.xhtml
parte374.xhtml
parte375.xhtml
parte376.xhtml
parte377.xhtml
parte378.xhtml
parte379.xhtml
parte380.xhtml
parte381.xhtml
parte382.xhtml
parte383.xhtml
parte384.xhtml
parte385.xhtml
parte386.xhtml
parte387.xhtml
parte388.xhtml
parte392.xhtml
Mapas.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml