Sobre el socialismo en un solo país y la postración ideológica[266]
Noviembre de 1929
«La época de las guerras y las revoluciones» es muy dura. Desgasta implacablemente a las personas, a algunas físicamente, a otras moralmente. Tal es el caso de I. N. Smirnov. Nadie lo consideraba un teórico. Nunca fue un político independiente. Pero es un revolucionario serio de alta calidad moral. Sin embargo, se rindió. Involuntariamente me viene a la mente la frase de Lenin de que habría que «fusilar» a los revolucionarios que pasan de los cincuenta años[267]. La broma esconde un contenido serio.
En otra nota de este numero del Biulleten se demuestra que en su primer proyecto de declaración Smirnov todavía trataba de afirmar que la teoría del socialismo en un solo país es antileninista. En la declaración final dice que la crítica a esta teoría es antileninista. Así se revisan los problemas básicos del marxismo, de acuerdo a la situación de los miembros del partido.
Cuando los revolucionarios se vuelven indiferentes al nivel de los principios también se envilecen moralmente. ¿Acaso no es indiferencia decir que algo es de una u otra manera? ¿No es lo mismo citar correcta o incorrectamente? Desde que se creó el mundo, nunca hubo tantos mentirosos como nuestros centristas. ¿Por qué? Porque el centrismo es el colmo de la falta de principios.
Veamos si no a Smirnov y Boguslavski, que cuando encanecieron se unieron a la escuela de Iaroslavski. Acompañan con la falsificación su adhesión al socialismo nacional. No es necesario señalar que defienden la teoría del socialismo en un solo país con la misma cita de un artículo póstumo de Lenin sobre la cooperación. En el primer capítulo de mi crítica al programa de la Internacional [La Tercera Internaciona1 después de Lenin] se somete este argumento (me atrevo a pensarlo) a un análisis exhaustivo. Demostré —y hasta ahora nadie lo refutó ni trató de hacerlo— que el artículo sobre la cooperación da totalmente por sentado el postulado elemental del marxismo de que el desarrollo moderno de las fuerzas productivas excluye la posibilidad de la construcción del socialismo nacional. Pero introduzco la prueba esencial de esta idea con una consideración indiscutible:
«Si el articulo dictado por Lenin durante su enfermedad y publicado después de su muerte dijera realmente que el estado soviético cuenta con todo lo necesario y sobre todo los requisitos materiales —es decir, productivos— para la construcción independiente de un socialismo completo, habría que aceptar que Lenin se equivocó al dictar o que la taquígrafa cometió un error al transcribir sus notas. Cualquiera de estas conjeturas sería mucho más probable que la de que Lenin borró de un plumazo el marxismo y las enseñanzas de toda su vida».
¿Qué dicen al respecto Smirnov y Boguslavski?
«Consideramos equivocada y antileninista la opinión de León Davidovich Trotsky de que esta formulación es consecuencia de un “desliz” en el dictado o de un “error” de la estenógrafa».
Quisiera comparar lo que yo dije con la respuesta de Smirnov. ¡Es el colmo del deshonor! Smirnov es un hombre honorable; sin embargo, cayó en una posición deshonrosa.
Sí, es cierto que dije que si en un articulo póstumo inconcluso de Lenin hubiera una frase opuesta a un postulado fundamental del marxismo, yo, por supuesto, sospecharía que se trata de un desliz o de un error. Pero sigo después:
«Afortunadamente, no hay la menor necesidad de apelar a esa explicación. El notable, aunque inconcluso, articulo Sobre la cooperación, no menciona esas cosas que los revisionistas del leninismo tan irresponsablemente le atribuyen».
¿No está todo muy claro? No vale la pena seguir insistiendo sobre lo mismo. Tomemos nota de este nuevo producto de la ruina y la postración ideológicas.
Recordemos que una de las escenas de Korolenko termina de esta manera: «¡Ea, es nuestro turno! El viejo compañero dejó de tocar las campanas».