Carta abierta a todos los militantes de la Leninbund[405]
6 de febrero de 1930
Estimados camaradas:
A partir de la carta circular enviada por la dirección de la Leninbund con fecha del 29 de enero de 1930 resulta claro que el objetivo de la conferencia de la Leninbund a celebrarse el 23 de febrero es reafirmar la ruptura, expulsando a la Oposición marxista. Ésta es la forma en que la propia dirección de la Leninbund definió sus propósitos ante la conferencia.
Dejo de lado las recriminaciones y acusaciones de tipo personal y organizativo. Éstas, naturalmente, revisten cierta importancia para la vida de una organización, pero no son ellas las que deciden el problema de unidad o ruptura sino las diferencias teóricas y políticas principistas. La unidad de la organización no es inviolable siempre y en todas las circunstancias. Existen casos en que las diferencias se vuelven muy profundas, y la ruptura puede resultar la única salida. Pero hay que cuidar que la ruptura sea honesta, es decir, que se produzca según los lineamientos de las verdaderas diferencias de principios y que dicho lineamiento resulte claro para todos los militantes de la organización.
Desde este punto de vista, me veo obligado a afirmar que las cartas circulares de la dirección de la Leninbund, fechadas el 20 y el 29 de enero, preparan una ruptura de la manera más peligrosa y perniciosa, ya que dan primacía a distintas rencillas y distorsionan las diferencias principistas mediante información falsa. Trataré de demostrarlo.
¿Tiene partidarios la fracción de Urbahns?
La diferencia fundamental se refiere al carácter de clase de la Unión Soviética Este problema no es nacional sino internacional. No hay ni puede haber una organización revolucionaria que no tome una resolución al respecto y no saque todas las conclusiones «internas» pertinentes. Es imposible elaborar una política nacional correcta sin resolver este problema internacional.
La dirección de la Leninbund afirma en la circular que la posición de Urbahns respecto del «carácter de clase de la Rusia soviética» es compartida, supuestamente, por las siguientes organizaciones: «la mayoría de la Oposición belga, el grupo Treint[406] y el grupo Contre le Courant de Francia, el grupo checoslovaco y un gran sector dentro del grupo norteamericano».
Con esta afirmación falsa se busca sacar ventajas de la falta de información de los militantes de la Leninbund con el objeto de engañarlos de la manera más burda. Todos los grupos locales de la Leninbund pueden cerciorarse al respecto escribiendo a los grupos antes mencionados.
La dirección de la Oposición belga ha publicado varios artículos equivocados sobre la cuestión del Ferrocarril Oriental Chino[407]. Pero se diferenció tajantemente de la dirección de la Leninbund en el problema del carácter de clase de la Unión Soviética. Por eso se justifica que consideremos que el error de los camaradas de Bruselas es parcial y transitorio. Esos errores son inevitables en la práctica. Una ruptura en torno a errores parciales sería un acto criminal, pero se vuelve inevitable cuando las desviaciones parciales se cristalizan en principios erróneos. Respecto al carácter de clase de la Unión Soviética existe una diferencia irreconciliable entre la dirección de la Leninbund y la de la Oposición belga. ¡Comuníquense con Bruselas, camaradas, y verifíquenlo ustedes mismos!
Los dos pequeños grupos franceses —Treint y Contre le Courant— han adherido hasta el momento, al menos formalmente, a las posiciones de la Oposición rusa sobre todas las cuestiones fundamentales. No conozco un solo documento en el que se declaren solidarios con la posición de Urbahns sobre el carácter de clase de la Unión Soviética. ¿Acaso cambiaron de posición últimamente? No lo sé. En todo caso, se harían un gran favor a ustedes mismos y también a los grupos de Treint y Paz[408] si les preguntaran cuál es su posición respecto al carácter de clase de la Unión Soviética en febrero de 1930.
El término «grupo checoslovaco» que emplea la circular se refiere aparentemente a un grupito de estudiantes de Praga que, por lo que sé, no mantiene el menor vínculo con el movimiento obrero. Este grupo no publica nada. A juzgar por lo que parece, diría que es muy posible que, efectivamente, comparta la posición de Urbahns.
Pero la afirmación de la circular concerniente a la Oposición norteamericana es puro invento. De la lectura del semanario The Militant, una de las mejores publicaciones comunistas, surge claramente que la Liga Comunista de Norteamérica no tiene nada que ver con las posiciones de Urbahns.
Por eso, en lo que hace al problema fundamental en debate, la dirección de la Leninbund está totalmente aislada, salvo por un pequeño grupo de estudiantes de Praga. ¡No nos sorprende! En sus artículos más recientes Urbahns ha desarrollado y profundizado su error, planteando una nueva teoría del estado que en general no tiene nada que ver con la teoría marxista y difiere sólo en los términos de la idealista y democrática.
¡No olvidar la Oposición Internacional!
Ambas circulares tratan de presentar la situación interna de la Oposición de la siguiente manera: «Quienes no comparten las posiciones del camarada Trotsky no pertenecen a la Oposición leninista». Emplean este subterfugio indigno para encubrir el aislamiento de la dirección de la Leninbund. En efecto: ¿por qué habla Urbahns de «las posiciones del camarada Trotsky»?
La Oposición rusa tiene un programa en cuya elaboración han participado directamente cientos de camaradas y en cuya defensa fueron expulsados, arrestados, deportados e incluso ejecutados miles de camaradas más. En vista de ello, hablar de las posiciones personales del camarada Trotsky es hacer gala de un repugnante desprecio y falta de respeto por la lucha de la Oposición rusa.
Es más, la dirección de la Leninbund ignora olímpicamente al grupo Verité de Francia, que publica un semanario político y una revista teórica mensual, La Lutte de Classes. Sólo un ciego podría no ver que este grupo se ha convertido en el eje de unificación de la auténtica Oposición de izquierda comunista en Francia.
La Liga Comunista de Norteamérica es una de las mejores secciones de la Oposición, y está creciendo. La dirección de la Leninbund la ignora. No puede caber la menor duda de que la Oposición belga en su conjunto, a pesar de algunas diferencias que surgieron en su seno, no vacilaría un solo instante en el momento de optar entre la Oposición Internacional y el grupo de Urbahns. La dirección de la Leninbund cierra los ojos ante los hechos y se consuela con vanas esperanzas.
Los tres grupos de oposición de Austria rechazan taxativamente el programa de la Leninbund, y sobre todo sus posiciones sobre el carácter de clase del estado soviético.
La Oposición de izquierda checoslovaca (el grupo del camarada Lenorovich), que milita en la clase obrera y está por iniciar la publicación de un periódico, comparte las posiciones de la Oposición Internacional en todos los problemas fundamentales.
Las diferencias de la Oposición china con las posiciones de Urbahns no son menos tajantes.
Por ultimo, la dirección de la Leninbund no tiene motivo para esperar apoyo de la Oposición de Italia, de España, de Hungría y de otros países.
Ésta es la verdadera situación: de un lado, la Oposición Internacional; del otro… el grupo nacional de Urbahns.
No obstante, si la dirección de la Leninbund puede contar con el apoyo de algún grupo extranjero, se trata únicamente —y hasta cierto punto— de los grupos de Treint y Paz. Pero ¿acaso concretaron un acuerdo principista sobre alguna cuestión, una sola? Que nos lo digan abiertamente.
Urbahns está a favor de un partido independiente. Ésa es su idea principal. Hasta el momento Treint y Paz están en contra. ¿Se han puesto de acuerdo? Específicamente, ¿en qué puntos?
El bloque de Urbahns con Treint y Paz
Urbahns volvió a presentar en las elecciones municipales sus candidatos «independientes» contra los candidatos del Partido Comunista. ¿Con qué resultados? La Leninbund se debilitó aún más. Esta política suicida es fruto de la idea de Urbahns de crear un segundo partido. ¿Están de acuerdo Treint y Paz? Que se pronuncien. O quizás a estos internacionalistas no les preocupa lo que pasa en Alemania.
¿Y cómo se presenta la situación en cuanto a las cuestiones sindicales? Paz está a favor de la «autonomía» de los sindicatos pero, a diferencia de Monatte[409] no niega la necesidad de un partido comunista. Es una vieja posición jauresista[410] —diplomática y oportunista hasta la médula—, posición que los marxistas han atacado y seguirán atacando implacablemente. ¿Adhiere Urbahns al principio de «autonomía» sindical en el sentido jauresista? ¿O quizás piensa que los asuntos franceses no son de su competencia?
Por otro lado, ¿se unen Treint y Paz al bloque sindical de Urbahns y Brandler contra el Partido Comunista? ¿O quizás piensan que Hamburgo no es de su competencia?
¿Qué piensa Urbahns del tierno romance de Paz con los «comunistas» nacionales de Alsacia? ¿O quizás perdió interés por lo que pasa en Alsacia desde que fue cedida a Francia?
Pero ¿en qué punto lograron ponerse de acuerdo los tres grupos? Unicamente en la lucha contra la Oposición rusa. Todos condenaron la declaración de Rakovski. Son demasiado revolucionarios para caer en semejante «negociación». ¡No podía ser de otro modo! Ratifican la política del frente único con la socialdemocracia, los sindicatos reformistas los brandleristas, los nacionalistas alsacianos. Pero cuando se trata de los partidos comunistas oficiales, consideran que la política del frente único es ilícita. Y sin embargo, si examinamos la declaración de Rakovski con un enfoque político, no demagógico, vemos que es otra cosa que la aplicación por parte de la Oposición de la táctica del frente único hacia el Partido Comunista de la Unión Soviética.
La posición de Urbahns al respecto se basa en su orientación hacia un segundo partido. ¿Cómo explicar la posición de Treint y Paz? La única explicación reside en su falta de claridad y de principios.
En una palabra, no importa hacia dónde dirijamos la mirada, no encontramos más que reticencias, diplomacia, ambigüedades y equívocos. Los nuevos aliados no se atreven a examinar un solo problema seriamente; no vaya a ser que destruyan su nueva alianza, construida sobre la arena. Esto se llama aventurerismo intelectual. Jamás tuvo éxito y jamás lo tendrá.
La unificación internacional es indispensable
Hace algunos meses la dirección de la Leninbund expulsó de sus filas a los camaradas Grylewicz y Joko, que defendían las posiciones de la Oposición Internacional. Con ello el grupo Urbahns señaló que en esencia se niega a trabajar codo a codo con la Oposición Internacional. Porque está claro que no podemos tolerar la coexistencia de dos posiciones, una para nuestro uso personal y otra para el consumo público. Esa hipocresía ha sido siempre característica de los oportunistas, en particular de los brandleristas. Como todos saben, su «internacionalismo» es la suma aritmética de sus políticas nacionales oportunistas. No tenemos nada que ver con esto. Nuestra orientación internacional y nuestra política nacional están indisolublemente ligadas.
Por lo tanto, la Oposición debe actuar desde el comienzo como una fracción internacional, como hicieron los comunistas en la época del Manifiesto Comunista, o en la época de la primera Internacional[411], o como la Izquierda de Zimmerwald a principios de la guerra. En todos estos casos se trataba de grupos numéricamente reducidos, o de individuos aislados; no obstante, actuaron como organización internacional. En la época del imperialismo esta posición es cien veces más imperativa que cuando vivía Marx.
Quienes creen que la Izquierda Internacional se estructurará algún día como mera suma de grupos nacionales, y que por lo tanto la unificación internacional puede postergarse por tiempo indeterminado hasta tanto los grupos nacionales se «hagan fuertes», atribuyen al factor internacional una importancia secundaria y por eso mismo se lanzan por la senda del oportunismo nacional.
Es innegable que cada país posee sus propias peculiaridades y que éstas revisten gran importancia; pero en nuestra época estas peculiaridades no se pueden analizar y aprovechar de manera revolucionaria si no es con un enfoque internacionalista. Por otra parte, sólo una organización internacional puede ser la portadora de una ideología internacional.
¿Se puede creer seriamente que grupos nacionales de la oposición aislados, divididos entre sí y abandonados a sus propios recursos pueden ser capaces de encontrar por sí solos el camino correcto? No, esta línea conduce inexorablemente a la degeneración nacional, al sectarismo y a la ruina. Las tareas que tiene planteada la Oposición Internacional son tremendamente difíciles. Sólo si se vinculan indisolublemente, sólo si elaboran en forma conjunta las respuestas a los problemas planteados, si elaboran su programa internacional, si verifican mutuamente sus respectivas tácticas, en fin, sólo si se unifican en un organismo internacional, los grupos nacionales de la Oposición podrán realizar su tarea histórica.
Esto se aplica a todos los grupos sin excepción, y fundamentalmente a la Oposición rusa. El año pasado la epidemia de capitulaciones azotó a grandes sectores de la Oposición, precisa y exclusivamente porque quedaron aislados de la Oposición de los demás países, no pudieron estar al tanto de lo que ocurría en la Internacional Comunista en su conjunto, no pudieron reflexionar sobre sus tareas y por eso se dejaron engañar fácilmente por el viraje a la izquierda de los stalinistas en los problemas internos de la URSS.
La Oposición de izquierda ya perdió demasiado tiempo. La desastrosa evolución de la Leninbund, los errores de algunos grupos nacionales, la incapacidad para avanzar y el estancamiento de otros, se deben en gran medida al aislamiento nacional y a los métodos artesanales con que se realiza la actividad política. Si la Oposición de izquierda comunista no quiere llegar a su fin sin pena ni gloria debe repudiar todo lo que signifique dilación y consolidar firmemente sus filas internacionales.
El internacionalismo verdadero y el falso
Los brandleristas se jactan de no estar de acuerdo con ninguno de los grupos rusos. ¿Qué significa esto? Una organización revolucionaria que no está de acuerdo con ninguno de los grupos existentes en Rusia tiene la obligación de crear un nuevo grupo ruso que aplique una línea correcta en la Unión Soviética. En caso contrario, tendría que limitarse a proclamar su «neutralidad» hacia la Revolución de Octubre. Lo mismo es cierto de todos los demás países. El comunismo sólo puede ser internacional, si no deja de ser comunismo.
Pero ¿qué posición tiene al respecto la dirección de la Leninbund? ¿Está de acuerdo con alguna de las fracciones rusas? Aquí no nos referimos, desde luego, al monolitismo mecánico sino al acuerdo en torno a los problemas fundamentales. A este respecto no poseemos la menor información. Es obvio que para Urbahns, éste, al igual que todos los problemas relativos al movimiento internacional, reviste un carácter secundario.
La fracción de Urbahns, que expulsa de sus filas a los partidarios de la Oposición Internacional, está dispuesta al mismo tiempo a aliarse en la arena internacional con cualquier grupo de «izquierda», naturalmente con la condición de que no le impida seguir aplicando su política nacional.
Conscientes de la bancarrota «nacional» de su lucha sin principios contra La Verité, los aliados de Urbahnns —Treint y Paz— sueñan con una asociación internacional que incluya a todos: tanto a los partidarios de Chiang Kai-shek como a los de la república soviética; a los que tratan de salvaguardar la «autonomía» sindical de los embates del comunismo y a los que luchan para que el comunismo tenga influencia en los sindicatos, a los partidarios del frente único con la derecha contra el partido oficial y a los que exigen frente único con el partido oficial contra la derecha. Levantan este programa, esta verdadera «ensalada rusa», junto con la consigna de «democracia partidaria». ¿Se puede concebir una burla más maligna a la democracia partidaria?
Debemos decir abiertamente que, bajo el manto de la lucha contra el burocratismo de la Tercera Internacional, se están tratando de infiltrar tendencias y prácticas propias de la Segunda Internacional. La burocratización de la Tercera Internacional no cayó del cielo: obedece a razones de clase especificas. La Internacional Comunista está condicionada por la lucha de clases que se desarrolla en su seno. Desde el punto de vista teórico, esto se expresa en la contradicción entre la teoría del socialismo en un solo país y la raison d’etre de la Comintern.
Hay algunos comunistas nacionales que se creen comunistas de izquierda y atribuyen a la Oposición rusa los rasgos característicos del centrismo dominante:
«No queremos tener nada que ver con ellos». En otras palabras, reemplazan el criterio ideológico y de clase por un criterio nacional. En la mayoría de los casos, esto sirve para encubrir las mezquinas ambiciones de un estrecho círculo de intelectuales que defienden su tan preciada «autonomía» de los peligros que la acechan desde… la Oposición rusa. Es frecuente que a esta actitud se sume la cobardía chovinista pura y simple. De esta manera penetran en nuestras filas las ideas y las actitudes de la Segunda Internacional. Es evidente que no nos queda otro remedio que librar la lucha implacable contra éste contrabando.
Es necesario optar
No estamos por la democracia en general, sino por la democracia centralista. Por eso ponemos a la dirección nacional por encima de la local, y a la dirección internacional por encima de la nacional. El partido revolucionario no es un club de debates, donde cada cual concurre como si fuera a un café (ésta es la gran idea de Souvarine[412]) El partido es una organización para la acción. La unidad de las ideas partidarias se garantiza con procedimientos democráticos, pero el marco ideológico del partido debe quedar rígidamente delimitado. Esto es mucho más cierto cuando se trata de una fracción. Tampoco en este caso debemos olvidar que no somos un partido sino una fracción, lo que significa una selección y consolidación de cuadros lo más estrecha posible, con el objetivo de influir sobre el partido y otras organizaciones de la clase obrera. Seria fantasioso y absurdo exigirle a la Oposición de Izquierda que se convierta en una combinación de toda clase de grupos y grupúsculos nacionales, insatisfechos, ofendidos, rebeldes, que no saben lo que quieren.
No, nosotros representamos una tendencia ideología definida y construimos sobre la base de principios y tradiciones definidas. Si en estas condiciones los partidarios de la Oposición Internacional no tienen lugar en la Leninbund, entonces la Leninbund declara que no busca un lugar en las filas de la Oposición Internacional. Debemos tenerlo muy en cuenta.
Como ven, camaradas, estos problemas son mucho más importantes que las mezquinas rencillas en las que se basan los cargos formulados por el procurador fiscal Urbahns. Está en juego la suerte de su organización. Todo militante de la Leninbund debe comprender que después de la ruptura la Leninbund se transformará en una Urbahnsbund, es decir, en una pequeña secta nacional sin importancia, sin futuro, sin perspectivas.
Eso significa que hay que optar. ¡Y para un revolucionario auténtico la opción no es tan difícil!
Con saludos comunistas,
León Trotsky