En respuesta a la carta de un amigo[413]
7 de febrero de 1930
Querido amigo:
Me dice en su carta que es posible cambiar con críticas y presiones el peligroso curso en que se ha embarcado la dirección stalinista, que ésta sólo puede girar a la ultraderecha y que, por lo tanto, es imposible polemizar «desde la derecha» con el actual curso ultraizquierdista. Si llevamos esta concepción hasta sus últimas consecuencias, debemos decir que todo el comunismo mundial se está transformando en la aventura de la colectivización total y la liquidación de los kulakis en un lapso de dos años. ¿Es concebible? ¿Podemos aceptarlo? ¡No! No sé si nos encontramos ante el último o el penúltimo tiro al aire del centrismo, así como no sé cuántos zigzags, virajes, rupturas y conmociones nos esperan en el camino de la construcción del socialismo (o, en el caso de un revés, hasta el derrumbe de la dictadura[414]). Pero jamás, en ninguna etapa, nos podemos solidarizar, directa o indirectamente, con una política ilusoria que surge de una premisa teórica errónea. La política de apostar todo a la única carta de la industrialización y la colectivización total surge de la teoría del socialismo en un solo país. Naturalmente, si tienen éxito la habrán verificado en la práctica. Pero, lamentablemente, el éxito de esta política está totalmente descartado. La colectivización total significa introducir en las granjas colectivas todas las contradicciones del campo. La «liquidación» de los kulakis que todavía permanecen fuera de las granjas colectivas significa encubrir a los que reaparecen automáticamente dentro de ellas. Industrializar sobre la base de factores subjetivos («no atreverse a presentar las causas objetivas») es sentar las premisas para una crisis muy severa. Todo esto aparecerá claramente mucho antes de que el plan quinquenal llegue a su fin. ¿Cómo abstenernos de decirle la verdad al partido? «La derecha quiere unirse a nosotros», dice usted. Por un tiempo, quizás se nos unan algunos elementos de la derecha. Pero ese peligro no es nada en comparación con el de comprometer total y definitivamente al comunismo a escala mundial.
No olvide usted que existe la Internacional. El oportunismo desenfrenado se difunde a escala internacional, a todas partes por igual: para nosotros, es «colectivización total»; para Alemania, dicen que «1923» se volverá a producir; para todo el mundo, es el «tercer período». Están jugando la suerte del comunismo a la carta del aventurerismo burocrático. Aunque creyera que para una URSS aislada no queda otra política que el aventurerismo stalinista, yo no ocultaría esta triste verdad, porque hay que proteger la herencia del pensamiento marxista y su futuro. Pero pienso que los recursos de la Revolución de Octubre son imposibles de medir; no existe razón alguna para concluir que están agotados y que no debemos tratar de impedirle a Stalin hacer lo que hace.
Nadie nos nombró inspectores del devenir histórico. Somos representantes de una corriente definida, el bolchevismo, y seguimos siéndolo ante todos los cambios y en todas las condiciones. No hay, ni puede haber otra respuesta de mi parte.