Los stalinistas fusilaron a Jakob Blumkin[320]
4 de Enero de 1930
Ya no cabe duda, ni siquiera para los que no los que no lo querían creer: han fusilado a Blumkin, acusado de visitar Trotsky en Constantinopla y conversar con él sobre la situación del partido y las tareas de la Oposición[321].
Han fusilado a Blumkin: la decisión la tomó la GPU[322] Esto sólo pudo ocurrir porque la GPU se convirtió en el arma personal de Stalin. Durante la guerra Civil, la Cheka realizó un trabajo severo. Pero lo hizo bajo el control del partido. En cientos de Ocasiones el partido envió protestas, declaraciones y pedidos de explicaciones sobre tal o cual sentencia. A la cabeza de la Cheka estaba Dzershinski[323], hombre de intachable autoridad moral, bajo las órdenes del Buró Político[324], cuyos integrantes conocían perfectamente bien sus opiniones y apoyaban lo que él representaba. Ello constituía una garantía eficaz de que la Cheka servía de arma de la dictadura revolucionaria, Ahora el partido está estrangulado. Después del asesinato de Blumkin, miles y decenas de miles de militantes del partido se reúnen en los rincones y susurran cosas horribles. A la cabeza de la GPU esta Menshinski, que no es un hombre sino la sombra de un hombre[325]. En la GPU el papel protagónico lo cumple Iagoda[326], un despreciable arribista que ató su suerte a la de Stalin y está dispuesto a hacer todo lo que se le ordena, sin pensar ni preguntar. El Buró Político no existe. Bujarin ya dijo que Stalin tiene en sus manos a los miembros del llamado Buró Político[327], gracias a los documentos reunidos por la GPU. Dadas las circunstancias, el fusilamiento de Blumkin es asunto personal de Stalin.
Este crimen sin precedentes no puede haberse perpetrado sin dejar rastros, ni siquiera con un aparato omnipotente. Stalin no podía ignorarlo, y eso, junto con todas las precauciones que tomó cuando decidió matar a Blumkin, demuestra cuánto teme a la Oposición de Izquierda. No cabe duda: Blumkin fue el chivo expiatorio del hecho de que sólo un pequeño sector de la Oposición haya seguido los pasos de Radek[328] y de los demás capituladores, precisamente en el momento en que la Oposición en el exterior cosecha importantes éxitos ideológicos y organizativos en una serie de países.
Al fusilar a Blumkin, Stalin desea advertir a la Oposición Internacional de bolcheviques leninistas que, dentro del país, él retiene a cientos y miles de rehenes que pagarán con sus vidas cada éxito del bolchevismo auténtico en la arena mundial. En otras palabras: después de expulsarlos del partido, de dejarlos sin trabajo, de condenar sus familias al hambre, la deportación y el exilio, Stalin trata de intimidar a los elementos de la Oposición que siguen en su poder mediante el método del… fusilamiento.
Podemos decir sin temor a equivocarnos: el resultado será exactamente el opuesto del que busca Stalin. Es imposible detener el avance de una tendencia ideológica históricamente progresiva, que funciona según la lógica del proceso, con actos de matonaje y con fusilamientos.
Muy poco después de la insurrección de los eseristas de izquierda, Blumkin —que a los dieciocho años le arrojó una bomba a Mirbach[329] se pasó al bando bolchevique y se condujo como un héroe durante la Guerra Civil. Poco después trabajó en el secretariado militar de Trotsky y posteriormente para la GPU, pero también para el ejército y el partido. Se le encomendaron misiones de mucha responsabilidad. Su lealtad a la Revolución de Octubre y al partido era total.
Hasta las ultimas horas de su vida, ocupó cargos importantes en la URSS. ¿Cómo es posible, tratándose de un militante de la Oposición? Ello se debe al carácter de su trabajo: era una tarea puramente individual. Blumkin no tenía nada —o casi nada— que ver con las células del partido, ni participaba en la discusión de problemas partidarios, etcétera. Pero eso no significa que ocultara sus posiciones. Todo lo contrario, Blumkin le aclaró tanto a Menshinski como a Triliser[330] —ex jefe de la sección exterior de la GPU— que era partidario de la Oposición, pero que nadie dudara que él, que —como cualquier otro militante de la Oposición— estaba dispuesto a realizar tareas de responsabilidad en defensa de la Revolución de Octubre. Menshinski y Triliser consideraban a Blumkin un elemento irremplazable, y en eso no se equivocaron. Lo mantuvieron en su puesto y él cumplió hasta el fin.
Es cierto que Blumkin buscó al camarada Trotsky en Constantinopla. Como ya lo dije, él había mantenido estrechos vínculos personales con el camarada Trotsky, había trabajado en su secretariado. Preparó uno de los volúmenes de escritos militares del camarada Trotsky (el prólogo lo menciona). Blumkin buscó al camarada Trotsky en Constantinopla para averiguar cómo evaluaba la situación y preguntarle si hacía bien en permanecer al servicio de un gobierno que deportaba, exiliaba y encarcelaba a sus mejores compañeros. L. D. Trotsky le respondió que, desde luego, hacía muy bien en cumplir con su deber revolucionario, es decir, su deber con la Revolución de Octubre, no con el gobierno stalinista que ha usurpado los derechos del partido.
En uno de los artículos de Iaroslavski[331] se afirma que en el verano el camarada Trotsky conversó con cierto visitante, al que le habría pronosticado el fin, rápido e inevitable, del poder soviético. Por supuesto, el despreciable secuaz miente. Pero al cotejar lo dicho con lo hecho, parecería que la aseveración se refiere a la conversación del camarada Trotsky con Blumkin. Cuando Blumkin le consultó sobre la relación entre su trabajo y su militancia en la Oposición, el camarada Trotsky le respondió, entre otras cosas, que ni su exilio ni el encarcelamiento de otros camaradas cambiaba nuestra línea fundamental, que en el momento de peligro los militantes de la Oposición ocuparían los primeros puestos y que cuando Stalin se encontrara en dificultades exigiría su concurso, así como Seretelli había requerido la ayuda de los bolcheviques frente a Kornilov[332]. En relación con ello dijo: «esperamos que nuestra ayuda no llegue demasiado tarde». Es obvio que, después de ser arrestado, Blumkin citó esta conversación para certificar la autenticidad de los sentimientos e intenciones de la Oposición; no hay que olvidar que al camarada Trotsky lo exiliaron acusándolo de Preparar una insurrección armada contra el poder soviético. La Oposición, por intermedio de Blumkin, envió una carta-documento a sus partidarios de Moscú en la que se exponen fundamentalmente las Posiciones vertidas en los artículos ya Publicados de Trotsky: la represión stalinista en contra de nosotros no significa todavía una traición al carácter de clase del estado, sino que allana el camino para esa traición y la facilita; nuestra orientación sigue siendo la reforma, no la revolución; la lucha implacable por imponer nuestras Posiciones proseguirá por un largo periodo.
Posteriormente se recibió el informe de que Blumkin había sido arrestado y que la carta enviada por su intermedio había caído en manos de Stalin.
A Blumkin no se lo fusiló en 1918 por su participación en una insurrección armada contra el estado Soviético, se lo fusiló en 1929 por servir abnegadamente a la causa de la Revolución de Octubre, pero diferenciándose de la fracción stalinista en todas las posiciones fundamentales, y por considerar que su deber consistía en difundir las posiciones de los bolcheviques leninistas (Oposición).
Es muy posible que Stalin trate de utilizar alguna variante venenosa, como en el caso del «oficial de Wrangel[333]» que se preparaba una insurrección armada, o actos terroristas. Debemos estar preparados para esos procedimientos viles. De todas maneras, no tendrá grandes resultados. Huele demasiado a los métodos Policiales del bonapartismo[334] y, en la lucha contra la Oposición, Stalin de hecho agotó todos sus recursos. No hay necesidad de insistir en que la posición principista que Blumkin asumió en nombre de todos nosotros excluye por completo el empleo de métodos aventureristas por su parte.