Thérèse de Riquet, Princesse de Chimay (1773-1835), no resistió el vacío que le hacía la buena sociedad. Pese a su fortuna y su generosidad, a que su marido fuese miembro de la Chambre Introuvable, y a estar emparentada por el matrimonio de su hija mayor con una familia por encima de toda sospecha, en su salon no se veían personajes de notoriedad. Si su marido renunció a la nacionalidad francesa y aceptó la del Verenigd Koninkrijk der Nederlanden no fue por las posibilidades que tal cosa ofrecía —llegó a ser miembro de la Premiére Chambre des États Généraux, o cámara alta, por designación del Koning Willem—, sino por sacar de la cruel París a su deprimida mujer. Se acostumbraron a no moverse de su château, rodeados de unos incondicionales entre los que destacaban Cherubini, Auber, Kreutzer y Bériot; a éste se unía su pareja, la soprano María Felicia García-Sitjes —más conocida por María Malibran—, una celebridad a la que, pese a la tremenda diferencia de registros, le gustaba cantar dúos con la princesa en el teatrillo que hizo ésta construir en el jardín de su château. Las visitas a París fueron espaciándose, aunque a la princesa de vez en cuando le daban ataques de nostalgia, y entonces era imposible convencerla de que visitar a los fantasmas de su primera juventud —ya iría por la quinta, o la sexta; Theresia Tallien jamás aceptó hacerse mayor— siempre acababa deprimiéndola.
Murió en su château, en enero de 1835. Está enterrada junto a su marido en la iglesia de Chimay, tras una lápida donde dice que ahí yace Marie Thérèse Ignace, Comtesse de Cabarus y Princesse de Chimay, nacida en Madrid y muerta en Chimay. La mayoría de quienes pasan por allí no saben que tras esa sobria lápida reposa la más feliz y popular de las Tres Gracias de la Revolución Francesa.
Thérèse de Riquet, princesa de Chimay (née Cabarus) por Gérard