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Cuentan que el mariscal del Reich Hermann Goering sufrió un profundo desengaño cuando en ocasión de visitar durante su primera estancia en el París ocupado a los joyeros mundialmente célebres Cartier y Van Cleff, se enteró de que no podían servir al ilustre cliente, puesto que los dos comerciantes, antes de la llegada de los alemanes, habían trasladado rápidamente todas sus joyas a Londres.
Pero lo que hicieron en París no tuvieron tiempo de hacerlo ni en Amberes ni en Bruselas. Bruselas y Amberes son conocidas, desde hace muchas décadas, como los centros de la talla de piedras preciosas. Los diamantes y brillantes en estas dos capitales fueron adquiridos con dinero por los alemanes..., o, sencillamente, confiscados. Esto último, sobre todo, cuando estaban en poder de judíos.
El Reich alemán precisaba de los llamados «diamantes industriales» para la industria del armamento, de un modo especial, para trabajar los metales duros. El coronel Feltjen, de la Oficina del Plan Quinquenal, fue encargado de la adquisición de estos valiosos materiales.
Feltjen trató de adquirir estas piedras nobles y desperdicios de las mismas también en los países neutrales, sobre todo en Suiza. Pero la mayor parte de sus compradores alemanes eran hombres corruptos. Esos hombres trabajaban valiéndose de unos métodos muy sencillos. Confiscaban en Bélgica los diamantes en poder de judíos, los entregaban en parte o no los entregaban al coronel Feltjen, sino que por medio de sus propios correos los llevaban a través de las zonas libre y ocupada de Francia a Suiza. Aquí la mercancía era ofrecida a otros compradores alemanes y éstos compraban a los precios más altos.
Entre septiembre del año 1941 y enero del año 1942 fueron apresados cuatro de estos correos, a los que despojaron de las piedras que habían robado o confiscado. Estos diamantes industriales y brillantes eran guardados, poco tiempo después, en las cajas fuertes del Banco Nacional de Zurich que había alquilado un tal Eugen Walterli.
De la cuenta del mencionado súbdito suizo Eugen Walterli fue transferida, el 2 de enero de 1942, la cantidad de 300.000 francos suizos a la cuenta londinense de la organización Wannemeester. Esta organización se había propuesto como objetivo sacar de Europa, con ayuda de dinero y del soborno, a los perseguidos raciales y políticos de Hitler en los países ocupados por los alemanes en Europa...